16 mayo 2015

LA RADIO “MULTIMEDIA”


PRIMERA PARTE 
Una mirada crítica

En 1938 Orson Welles, con tan solo 24 años de edad, fundaba la Compañía Mercury Theatre y revolucionaba el género radial a partir de su adaptación de La Guerra de los Mundos de H.G. Wells.

La transmisión radial por la cadena CBS, fue tan escalofriantemente vívida, que muchos oyentes, que escucharon sin preaviso el programa, creyeron fehacientemente que había una invasión de extraterrestres en Nueva Jersey, causando pánico en todo Estados Unidos.

Efectivamente, en la noche del domingo 30 de octubre de 1938 tuvo lugar la retransmisión en directo de esta adaptación radial que fue enfocada como un programa musical, que se veía interrumpido numerosas veces por avances informativos en vivo, que comunicaban a la población que los Estados Unidos estaban siendo invadidos  por extraterrestres que habían llegado a Nueva Jersey y que estaban procediendo al exterminio de las personas. La representación fue aderezada con supuestas entrevistas a testigos oculares y con miembros del ejército (en realidad todos actores), conexiones en directo con Nueva Jersey y gran variedad de efectos sonoros (ruidos de multitudes presas del pánico, disparos, chillidos, etc.)

La multitud de oyentes que sintonizaron la radio tardíamente (coincidió que esa noche la cadena líder en audiencia tuvo un programa poco interesante…) no escuchó la presentación en la que se indicaba que todo era una obra radioteatral y lo tomó como un noticiario real, generalizándose rápidamente el pánico. A los cuarenta minutos de representación hubo otro recordatorio de que era solamente una representación teatral, pero ya era demasiado tarde…

Miles de personas, familias enteras, sobre todo en Nueva Jersey, abandonaron sus hogares, llevándose consigo algunas de sus pertenencias, colapsaron las carreteras tratando de huir refugiándose en el campo. Se registraron multitud de llamadas de socorro a la policía, e incluso se movilizaron algunas unidades del ejército.

La increíble repercusión de este fenómeno radial, a tan solo 18 años de su invención, sirvió para comprender el impresionante poder que tiene un medio de comunicación como la radio.

Hoy a casi un siglo de su creación, la radio sigue teniendo el mismo poder de convocatoria, y la misma influencia sobre sus oyentes, que supo tener por aquellos años. Lo único que ha cambiado, son los códigos comunicacionales, que han ido evolucionando al ritmo de la sociedad moderna en su conjunto.

La electricidad y la química entre la radio y sus oyentes construyen un proceso comunicacional difícil de describir. La radio no podría existir sin la complicidad de sus oyentes, que son los que construyen las imágenes que no tiene, en sus propias mentes.

Probablemente en este aspecto, sea el medio más legítimo para los consumidores, que participan activamente del proceso de la mediación, aportando con su imaginación para construir las imágenes a su antojo, cerrando el ciclo de interactividad de la comunicación.

No solo con palabras o imágenes se puede comunicar. La radio a lo largo de su existencia, ha sabido crear un lenguaje sonoro, fino, rico y simbólico, para la construcción de sentido y la producción de conceptos.

De este modo, a través de sus múltiples recursos sonoros, música, palabras, efectos de sonido, o bien mediante la ausencia de algunos de ellos, o el uso de los silencios, la radio es capaz de transmitir ideas, conceptos y emociones.

La sola utilización de los recursos sonoros para comunicar, permite a los oyentes no ocupar todos sus sentidos en la escucha, lo que les da la posibilidad de realizar otras tareas en forma simultánea, sin atrapar toda su atención. Por ejemplo, todos alguna vez hemos conducido un vehículo escuchando la radio, y podemos poner toda nuestra atención en el manejo.

Los medios que transmiten imágenes, como la televisión, o Internet, no pueden lograr esto con sus televidentes, a los que para consumir el medio, se les requiere de máxima atención sensorial, visual y auditiva, impidiendo la realización de otras tareas que requieran su completa concentración.

Además, hay también una cuestión espacial que no puede eludirse. Para poder ver la televisión, hay que estar sentado frente a ella, o al menos estar en el mismo ambiente. Lo mismo que para el uso de Internet,  hay que estar frente al computador, o al dispositivo que se esté utilizando. Para poder leer un libro, o un medio gráfico (diarios y revistas) hay que tenerlos en las manos, y al alcance de la vista.

En cambio la radio, se puede escuchar con la sola condición de que se encuentre dentro de una amplia zona de audición.

Como ejemplo, digamos que un mecánico trabajando en la fosa de su taller, no podría consumir ni TV, ni Internet, ni medios gráficos, pero sí podría estar escuchando la radio, y continuar con su trabajo sin distracciones.

Los recursos sonoros de la radio son ilimitados a la hora de comunicar. Una narración bien ambientada, con música y efectos sonoros apropiados, es capaz de transmitir climas y emociones al oyente, que el texto solo, de por sí, no podría lograr.

En la radio se puede hacer referencia a “un mar embravecido…”   y todos somos capaces de entender a qué se hace referencia.

Pero si a ese relato lo ambientamos con el sonido de las olas rompiendo en un acantilado, podemos experimentar una sensación inigualable, porque ese sonido forma parte de nuestra memoria emotiva, y seguramente se encuentra asociado a alguna experiencia personal que podemos evocar.

En la década de los años 30’s, cuando se comenzó a experimentar con la transmisión de imágenes además del sonido de la radio, y comenzaron a verse, en forma rudimentaria todavía, las primeras transmisiones de la televisión, todos auguraban que con el tiempo, la televisión se convertiría en el reemplazo natural de radio, porque incorporaba la imagen que aquella no poseía.

A pesar de la enorme evolución tecnológica que tuvo la TV en los años posteriores, como la incorporación del color y la continua mejora de la calidad y definición de la imagen, nunca se cumplieron las profecías que predecían la desaparición de la radio, sino que más bien ambos medios se consolidaron, junto con la prensa escrita, como complementarios unos de los otros.

Varias décadas después, con la popularización de la tecnologías informáticas, y la aparición en el escenario de la Internet, nuevamente se comenzó a teorizar sobre la desaparición de la radio, los periódicos y hasta de la propia TV, porque supuestamente esta plataforma reemplazaría a todos de un plumazo, y todo pasaría a través de las redes que dominarían todo la escena.

Muy pronto empezaron a aparecer cientos o miles de las denominadas “radios por Internet” que con muy bajos costos de producción, y sin ninguna regulación a la vista, crecían como moscas en la red, y que constituían el supuesto reemplazo de las radios tradicionales, que nunca fue.

La radio una vez más sobrevivió a los agoreros que tantas veces decretaron su muerte. Lo cierto, es que el medio de comunicación electrónico más antiguo que posee la humanidad, está próximo a cumplir un siglo de existencia, que no es poco, y a pesar de ello, aún goza de buena salud.

Prueba de ello, son los resultados de las encuestas. No me voy a referir a las mediciones de audiencia de IBOPE, que suelen ser injustamente cuestionadas, sino a la última Encuesta Nacional de Consumos Culturales[i] llevada a cabo por Secretaría de Cultura de la Nación en el año 2014, donde se afirma: “La radio sigue vigente tal y como lo demuestra el porcentaje de usuarios que diariamente la escucha: 86% de la población.”

En el mismo estudio podemos verificar que la radio es, además, un hábito que se sostiene a lo largo del día: el 60% de la población escucha radio entre 1 y 3 horas por día y sólo un 5%, menos de una hora diaria.

Pero lo más esclarecedor es que cuando se les consulta a los encuestados de todo el país, con qué aparato escucha la radio, resulta que el 78% usa el aparato receptor de radio tradicional, y solo un 12 %  usa el celular como dispositivo principal de escucha.

Y la radio por Internet..??  

La realidad es que según el estudio, solo el 3 % usa una PC o una tablet para escuchar la radio.
Otro estudio realizado por la organización NOP World Culture ScoreTM denominado Index Examines Global Media Habits[ii], coincide con los datos el estudio anterior y coloca a la Argentina como el país de mayor consumo radial en el mundo, asignándole 20,8 horas semanales de escucha per cápita, seguida por Brasil con 17,2 horas y Sudáfrica con 15 horas.

Sorprendido por las cifras..??  

No debería sorprenderse tanto, porque en este caso, como en muchos otros, suele confundirse a la gente con suposiciones que son incomprobables, y que a la larga, la realidad termina desmintiendo.



SEGUNDA PARTE 
El canto de las sirenas

En el año 1909 el pintor victoriano Herbert James Draper trató de recrear el mito de Ulises, tal como lo describe el canto XII de la Odisea, en una magnífica obra que llamó “Ulises y las sirenas”.

La mitología describe que advertido por la diosa Circe de lo peligroso que era el canto de las Sirenas, Ulises ordenó tapar con cera los oídos de sus remeros y se hizo atar al mástil del navío. Si por el hechizo musical pedía que lo liberasen, debían apretar aún más fuerte sus ataduras. Gracias a esta estratagema Ulises fue el único ser humano que oyó el canto y sobrevivió a las sirenas, que devoraban a los infaustos que se dejaban seducir. Al verse vencidas, estas criaturas monstruosas se precipitaron al abismo.

Al igual que la figura de los centauros, (mitad hombre mitad caballo), las sirenas en la mitología griega, eran una especie de híbrido, compuesto por el torso de hermosas y seductoras mujeres, pero con cola de pez.

Del mismo modo, la moderna mitología urbana, fogoneada por la Internet, trata de crear nuevos modelos híbridos para tratar de imponer nuevas tecnologías, que por sí solas, no poseen sustento propio, porque es la única forma que encuentran para seducir a sus usuarios.

Es así como las nuevas sirenas del siglo XXI, encarnadas en supuestos desarrolladores de nuevas tecnologías, que se autoimponen como iluminados precursores de nuevos modelos comunicacionales, promueven el neologismo de la “Radio Multimedia” que en su propia definición resume la contradicción de la hibridez, como los centauros, y las sirenas.

Veamos si podemos aclarar un poco esta contradicción. El término “multimedia” hace referencia a múltiples formatos de medios, como los visuales, auditivos y gráficos. La Internet, básicamente es eso, una plataforma multimedial, y como tal posee sus propios códigos comunicacionales, basados en ese concepto multimedial.

Pero cuando se lo intenta asociar con el concepto de “radio” que es un medio que solamente maneja recursos sonoros, es cuando se produce la contradicción. La radio es radio, en tanto y en cuanto, base su comunicación en la transmisión de sonidos. Cuando se le agrega la imagen, más bien deberíamos pensar que es televisión.

Pero como los códigos comunicacionales de la televisión son lo suficientemente complejos y costosos, como para que las personas que se dedican a esto la puedan llevan a buen puerto, eligen la radio, porque según su criterio, es más fácil y más barato.

Así es como, en forma parasitaria, tratan de aprovechar el prestigio de la radio como medio comunicacional, para crear un híbrido que llaman “radio multimedia” o radio con imagen.

Cuando la radio tiene imagen, deja de ser radio, renunciando a sus propios códigos, y pasa a ser televisión mal hecha, porque también renuncia a los códigos televisivos.

Será necesario entonces que los creadores de estos engendros híbridos, encuentren su propia forma de comunicación, creando sus propios medios, con sus propios códigos multimediales, y dejen de colgarse de las polleras de la radio.

La radio con imagen no existe. A quien puede interesarle ver lo que pasa adentro de una radio..??  
Donde queda la imaginación del oyente…???

Por otro lado, cómo se puede comunicar y tratar de construir sentido, cuando el 90 % de la audiencia no puede ver las imágenes a las que hacen referencia, porque solo está escuchando radio, y solo un 10 % de la audiencia ve las imágenes por Internet. Cuáles son los códigos comunicacionales que se van a usar..??   Los sonoros para los que solo escuchan, o los audiovisuales para los ven y escuchan..??

Un verdadero despropósito que solo puede ser pergeñado por mentes trasnochadas, que deberían aprender un poco de comunicación básica, antes de lanzarse a proyectos supuestamente innovadores, que solo viven en su imaginación.

Muchos desarrolladores de herramientas de asistencia para la producción de medios de comunicación, creen que la tecnología es un fin en sí mismo, sobre el cual se pueden construir nuevos modelos comunicacionales  adaptados a esa tecnología, y que ellos son los inspirados creadores de esos nuevos modelos.

Y la realidad es que justamente es al revés de lo que ellos piensan. La tecnología es una solo una herramienta. La verdadera estrella es la comunicación. El desarrollo de nuevos modelos comunicacionales, está en manos de los comunicadores sociales, y no de los tecnólogos.

La labor de los tecnólogos, es analizar el trabajo de los comunicadores, y desarrollar las herramientas tecnológicas para brindar la asistencia de producción que facilite su tarea comunicacional, pero nunca ponerse como centro de un nuevo modelo comunicacional.

No se pone el caballo detrás del carro. Tampoco se pone la tecnología como un fin en sí mismo. La comunicación es el objetivo, y la tecnología es solo una herramienta para facilitarla.

La total ausencia de profesionalidad de los que promueven estos modelos es notoria. El mal uso de las cámaras, la iluminación, los planos, los encuadres y la precariedad de los graph sobreimpresos, asombran hasta al más aficionado.

Justifican el engendro multimedial que llevan a cabo diciendo que ahora pueden mostrar los clips de video cuando emiten un tema musical y que eso atrapa a la audiencia.

La pregunta que me hago es: Quién querría ver clips musicales en una supuesta radio multimedial que programa otro..??

Si alguien quiere ver clips de video, puede armarse un playlist con los artistas de su preferencia en You Tube®, y no necesita que nadie más lo haga por él.

Aficionados de oficio mal aprendido, personas inexpertas, que jamás tuvieron la voluntad de capacitarse, de estudiar, ni siquiera de leer un libro, hoy se han autoimpuesto como los innovadores de la radio.

Para innovar, primero hay que aprender muy bien el modo tradicional de hacer las cosas, y a partir de allí, se puede innovar todo lo que uno quiera. Para transgredir, primero hay que conocer muy bien cuáles son los límites de esa transgresión, y hasta donde se desnaturaliza el código comunicacional.

Poner una cámara adentro de un estudio de radio, es un límite que nunca debería haberse atravesado, y los que lo hacen, lo único que dejan expuesto, es su propia ignorancia.



TERCERA PARTE
Conclusiones

Los medios de comunicación no son una factoría de contenidos, son más bien un servicio.

La comunicación es un servicio que se brinda a la comunidad, que por otro lado es la propia comunidad a la que pertenece quien comunica. Es necesario conocer a las personas de esa comunidad a la que nos dirigimos, y no a una masa que no sabemos bien quienes son.

Los medios de comunicación son un reflejo de esas propias comunidades, y como servicio reproducen los valores y creencias comunitarios.

No conocemos todavía Internet. No sabemos hasta donde llegan las redes sociales. Presentimos que es algo importante a lo que hay que prestarle atención, pero esto recién empieza. Los tiempos son mucho más largos de lo que pensábamos hace algunos años.

La supuesta revolución 2.0 todavía es inacabada e inexplorada, pero a pesar de ello, abundan los gurúes que predicen futuros generalmente catastróficos, o revoluciones que nunca se producen. Todos creen que pueden ser Bill Gates o Steve Jobs.

Detrás de ellos, viéndolos como fracasan día tras día, está la gente real, la comunidad, que espera de sus comunicadores que les brinden un espejo donde verse reflejados, y un referente donde encontrar una compañía.

El comunicador social como referente de su comunidad, tiene un rol de enorme responsabilidad y compromiso. Para asumirlo, primero debe capacitarse, debe estudiar, debe formarse y debe cultivar valores positivos para transmitir a quienes esperan de él un modelo al cual imitar.

No podemos renunciar a esto. No podemos dejar nuestros medios de comunicación en manos de inexpertos aficionados. Dejarnos atrapar por la vanidad de los ignorantes, es el peor riesgo que pude correr una sociedad evolucionada.

Los profesionales de la comunicación, que sabemos que son muchos y muy buenos, los verdaderos comunicadores sociales, algún día deben reclamar los lugares que les corresponden, y echar a los mercaderes del templo, como hizo Jesús.

Vivan los medios de comunicación..!! 

Vivan los profesionales de los medios..!!

Y viva la radio, que dentro de 5 años cumple un siglo de existencia….  Sin imagen….


Prof. Eduardo Esarte





[i]Encuesta Nacional de Consumos Culturales 2014 – Secretaría de Cultura de la Nación - http://sinca.cultura.gob.ar/sic/encuestas/

[ii] Index Examines Global Media Habits - NOP World Culture ScoreTM http://www.marketresearchworld.net/index.php?option=com_content&task=view&id=102


Las marcas comerciales mencionadas son marcas registradas por sus propietarios, y se las nombra al solo efecto de ilustrar el tema.





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