18 enero 2016

EL PATO DE LA BODA

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Hace poco tiempo, publique un post referido a Antonio Gramsci, y su famosa teoría de la hegemonía cultural, tan famosa como anticuada, ya que data del siglo pasado.

Increíblemente, muchos de estos pensadores, de origen marxista en su mayoría, tan lejanos a la realidad del mundo actual, son los que sostienen el discurso supuestamente progresista del gobierno de la Señora Fernández de Kirchner.

La usina de este pensamiento, probablemente sean los integrantes de Carta Abierta, un grupo de intelectuales que huelen a naftalina, porque parece que no se han enterado de la caida de los grandes relatos del siglo pasado, ni tampoco parece que se han enterado de la desaparición de la Unión Soviética, y la caída del Muro de Berlín, registrados entre mediados y fines de la década de los 80’s

Sobre el final de uno de sus últimos discursos antes de terminar su mandato, desde el predio de la ex ESMA, Cristina con su habitual irascibilidad, denunció a los gritos:

“Ahora no nos meten más al Pato Donald, tenemos a Zamba"

Haciendo referencia al muñequito K animado del canal Paka Paka, que ella y sus seguidores consideran como la encarnación de la cultura nacional y popular, yuxtapuesta al infame y foráneo Pato que representa la conspiración imperialista contra la patria.

Esta visión maniquea del mundo que tiene el kirchnerismo, no admite medias tintas. O estás a favor de ellos, o en contra.

Pueblo o antipueblo. Patria o antipatria. De izquierda o de derecha. Militante popular o gorila. Nacional y popular o neoliberal.

Seguramente, Cristina no pensaba de esta manera cuando en 2005 llevó a su hija Florencia a Orlando a visitar los parques de Disney.

Pero porqué Cristina eligió al Pato Donald como ejemplo de la cultura foránea infantil,  y no a Mickey, por ejemplo, o a algún otro dibujo animado más moderno, que sería mucho más pertinente, porque la verdad es que los chicos de la actual generación, tampoco miran al pato Donald en la tele.

Algunos quizás ni sepan de quién estamos hablando. Mucho menos miran a Zamba. Gracias a Dios.

A Cristina le gustaba parecer erudita en muchos temas, y para ello se hacía asesorar por las personas en las que depositaba su confianza, para que le expliquen cosas que después repitía en sus discursos.

La referencia al Pato Donald que hizo Cristina no es casual. Se condice con la doctrina antimperialista de los años 70’s que a ella tanto la embelesa.

Alguien le habrá contado que en el año 1972, el belga Armand Mattelart, junto al argentino-chileno Ariel Dorfman escribieron un pequeño pasquín, que dio en llamarse “Para leer al Pato Donald”

Es un ensayo breve, que analiza desde el punto de vista marxista la literatura de masas, concretamente las historietas cómicas publicadas por Walt Disney para el mercado latinoamericano.

Los autores lo describen como “un manual de descolonización”, y plantean que las historietas de Disney son un reflejo de la ideología de la clase dominante, y que usan a esos personajes como difusores de esa doctrina. Nada más descabellado.

Recuerdo haber leído este libro cuando estudiaba en la Universidad de La Plata, y me pareció patético, porque no podía creer que se llegara a semejante nivel de imbecilidad para tratar de encontrar conspiraciones donde no existen.

Por ejemplo, se hacía referencia a que los personajes no tenían padres, y cosas semejantes, para tratar de demostrar que allí había mensajes subliminales hegemónicos del imperialismo.

También recuerdo haber tenido reñidas discusiones, con algunas docentes de la Universidad, que ahora son muy conocidas por su activa militancia en el gobierno, por este tema, y haber cuestionado duramente esos anticuados planteos.

Y como no me gusta, quedarme con una sola opinión, comencé a buscar información sobre el tema y sobre sus autores.

Ariel Dorfman es un escritor y guionista muy conocido en Estados Unidos y Europa y este libro que escribió con Mattelart, que también es un escritor muy reconocido, rápidamente se convirtió en un clásico de esa época.

Dorfman nació en Argentina, se crió Chile, donde se nacionalizó y fue un estrecho colaborador del ex Presidente Salvador Allende, y actualmente vive en Estados Unidos, donde es profesor de Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Duke.

Lleva escritas cinco novelas, varias obras teatrales, y recibió el premio Laurence Olivier por “La Muerte y la doncella”, llevada al cine por Roman Polanski.

En el año 2009, vino al país, para presentar su nueva novela “Americanos, los pasos de Murieta” en la Feria del Libro, y el diario Clarín le hizo una entrevista para el suplemento Ñ, de la que extracto y transcribo las siguientes preguntas y sus respuestas:

¿Desde que escribió "Para leer al Pato Donald" hasta ahora, cómo cambió su visión de la cultura?
Ese libro fue escrito en un momento de lucha social en Chile y dentro de una revolución que intentó cambiar todo. Se escribió en diez días, en el calor de la lucha por la supervivencia. Y yo diría que si uno mira la obra del Pato Donald, no como problema ideológico sino como forma de escritura, es una apropiación latinoamericana de un mito norteamericano. Y si uno lo piensa, esta novela no es tan diferente: es la apropiación latinoamericana de un mito norteamericano, incluso de un Estado norteamericano entero, California. En un sentido, aquí está el encuentro de América latina con Norteamérica, tratando de ver cuáles son los límites de confrontación pero también de encuentro. En los 70, yo veía a los Estados Unidos como intentando apropiarse de nuestra cultura.

¿Y cómo es su visión ahora?
Ahora es muy distinto. Este es el libro de alguien exiliado, de alguien que intenta renarrar la historia de los Estados Unidos entera, y también narrar de una manera diferente la historia de América latina. No creo que haya muchos libros que narren a California desde la perspectiva latinoamericana. Es la obra más ambiciosa que he intentado. Fue escrita en inglés y luego traducida, pero el inglés en el que escribí la obra ya tenía un fantasma del castellano adentro.

¿Qué pasa con la cultura de Estados Unidos en la era de Obama?
En un sentido, el libro del Pato Donald sigue vigente. La estructura que nosotros vimos en los comics de Disney se ha globalizado. Disney es más global que antes. Pero también se matizan mucho más las cosas, en el sentido que la realidad es mucho más compleja que lo que yo retraté en ese libro. Yo vivo en los Estados Unidos y la visión que tengo de la cultura norteamericana es muy diversa hoy, hay cosas de allí que si las importan acá son más liberadoras. No necesariamente todo lo que viene del norte es negativo, y tampoco las cosas que hacemos acá son todas positivas. Creo que ha habido una evolución.

¿Tiene fe en Obama?
Lo que significa Obama es la posibilidad de un cambio paradigmático en cuanto a lo que se discute. En este momento se está discutiendo en los Estados Unidos qué modelo de sociedad queremos. Antes eso era impensable en los Estados Unidos y el mundo. Se está discutiendo en todas partes, en los medios, en las esquinas, en los bares, en las escuelas. Porque hay una crisis muy grande, y es evidente que esta crisis abre la posibilidad de una discusión a fondo acerca de la justicia social y de un cambio de un modelo económico también. Y creo que eso es muy importante

Creo que no queda mucho para decir, después de leer esta entrevista al autor de “Para leer al Pato Donald”

Queda claro, que en el nuevo siglo, las ideologías de los 70’s quedaron en la historia, como una visión parcial y anticuada de la realidad. Tan anticuada como el Pato Donald.

No es posible que sigamos postulando como verdades reveladas a estos relatos del pasado. El mundo avanza, la cultura evoluciona y se globaliza, y los relatos de los nacionalismos extremos están muertos.

El Kirchnerismo en 12 años de gobierno, no hizo otra cosa que llevarnos al pasado, desaprovechando las mejores oportunidades que tuvimos en el contexto internacional para progresar.

Sería bueno que los argentinos reflexionáramos, y que de una vez por todas empecemos a mirar hacia el futuro, y pongamos a la Argentina en el lugar que se merece. Están las condiciones dadas para que lo hagamos.


Prof. Eduardo Esarte

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