Hace poco tiempo, publique un post referido a Antonio
Gramsci, y su famosa teoría de la hegemonía cultural, tan famosa como
anticuada, ya que data del siglo pasado.
Increíblemente, muchos de estos pensadores, de origen
marxista en su mayoría, tan lejanos a la realidad del mundo actual, son los que
sostienen el discurso supuestamente progresista del gobierno de la Señora
Fernández de Kirchner.
La usina de este pensamiento, probablemente sean los
integrantes de Carta Abierta, un grupo de intelectuales que huelen a naftalina,
porque parece que no se han enterado de la caida de los grandes relatos del
siglo pasado, ni tampoco parece que se han enterado de la desaparición de la Unión
Soviética, y la caída del Muro de Berlín, registrados entre mediados y fines de
la década de los 80’s
Sobre el final de uno de sus últimos discursos antes de
terminar su mandato, desde el predio de la ex ESMA, Cristina con su habitual
irascibilidad, denunció a los gritos:
“Ahora no nos meten más al Pato Donald, tenemos a
Zamba"
Haciendo referencia al muñequito K animado del canal Paka
Paka, que ella y sus seguidores consideran como la encarnación de la cultura
nacional y popular, yuxtapuesta al infame y foráneo Pato que representa la conspiración
imperialista contra la patria.
Esta visión maniquea del mundo que tiene el kirchnerismo, no
admite medias tintas. O estás a favor de ellos, o en contra.
Pueblo o antipueblo. Patria o antipatria. De izquierda o de derecha. Militante popular o gorila. Nacional y popular o neoliberal.
Seguramente, Cristina no pensaba de esta manera cuando en 2005 llevó a
su hija Florencia a Orlando a visitar los parques de Disney.
Pero porqué Cristina eligió al Pato Donald como ejemplo de
la cultura foránea infantil, y no a
Mickey, por ejemplo, o a algún otro dibujo animado más moderno, que sería mucho
más pertinente, porque la verdad es que los chicos de la actual generación,
tampoco miran al pato Donald en la tele.
Algunos quizás ni sepan de quién estamos hablando. Mucho
menos miran a Zamba. Gracias a Dios.
A Cristina le gustaba parecer erudita en muchos temas, y para
ello se hacía asesorar por las personas en las que depositaba su confianza, para que
le expliquen cosas que después repitía en sus discursos.
La referencia al Pato Donald que hizo Cristina no es casual.
Se condice con la doctrina antimperialista de los años 70’s que a ella tanto la
embelesa.
Alguien le habrá contado que en el año 1972, el belga Armand Mattelart, junto al
argentino-chileno Ariel Dorfman escribieron un pequeño pasquín, que dio en
llamarse “Para leer al Pato Donald”
Es un ensayo breve, que analiza desde el punto de vista
marxista la literatura de masas, concretamente las historietas cómicas
publicadas por Walt Disney para el mercado latinoamericano.
Los autores lo describen como “un manual de descolonización”,
y plantean que las historietas de Disney son un reflejo de la ideología de
la clase dominante, y que usan a esos personajes como difusores de esa
doctrina. Nada más descabellado.
Recuerdo haber leído este libro cuando estudiaba en la
Universidad de La Plata, y me pareció patético, porque no podía creer que se
llegara a semejante nivel de imbecilidad para tratar de encontrar conspiraciones
donde no existen.
Por ejemplo, se hacía referencia a que los personajes no
tenían padres, y cosas semejantes, para tratar de demostrar que allí había
mensajes subliminales hegemónicos del imperialismo.
También recuerdo haber tenido reñidas discusiones, con
algunas docentes de la Universidad, que ahora son muy conocidas por su activa militancia en el
gobierno, por este tema, y haber cuestionado duramente esos anticuados planteos.
Y como no me gusta, quedarme con una sola opinión, comencé a
buscar información sobre el tema y sobre sus autores.
Ariel Dorfman es un escritor y guionista muy conocido en Estados
Unidos y Europa y este libro que escribió con Mattelart, que también es
un escritor muy reconocido, rápidamente se convirtió en un clásico de esa época.
Dorfman nació en Argentina, se crió Chile, donde se
nacionalizó y fue un estrecho colaborador del ex Presidente Salvador Allende, y
actualmente vive en Estados Unidos, donde es profesor de Estudios
Latinoamericanos en la Universidad de Duke.
Lleva escritas cinco novelas,
varias obras teatrales, y recibió el premio Laurence Olivier por “La Muerte y
la doncella”, llevada al cine por Roman Polanski.
En el año 2009, vino al país, para presentar su nueva novela
“Americanos, los pasos de Murieta” en la Feria del Libro, y el diario Clarín le
hizo una entrevista para el suplemento Ñ, de la que extracto y transcribo las
siguientes preguntas y sus respuestas:
¿Desde que escribió "Para leer al Pato Donald" hasta ahora,
cómo cambió su visión de la cultura?
Ese libro fue escrito en un momento de lucha social en Chile y dentro
de una revolución que intentó cambiar todo. Se escribió en diez días, en el
calor de la lucha por la supervivencia. Y yo diría que si uno mira la obra del
Pato Donald, no como problema ideológico sino como forma de escritura, es una
apropiación latinoamericana de un mito norteamericano. Y si uno lo piensa, esta
novela no es tan diferente: es la apropiación latinoamericana de un mito
norteamericano, incluso de un Estado norteamericano entero, California. En un
sentido, aquí está el encuentro de América latina con Norteamérica, tratando de
ver cuáles son los límites de confrontación pero también de encuentro. En los
70, yo veía a los Estados Unidos como intentando apropiarse de nuestra cultura.
¿Y cómo es su visión ahora?
Ahora es muy distinto. Este es el libro de alguien exiliado, de alguien
que intenta renarrar la historia de los Estados Unidos entera, y también narrar
de una manera diferente la historia de América latina. No creo que haya muchos
libros que narren a California desde la perspectiva latinoamericana. Es la obra
más ambiciosa que he intentado. Fue escrita en inglés y luego traducida, pero
el inglés en el que escribí la obra ya tenía un fantasma del castellano
adentro.
¿Qué pasa con la cultura de Estados Unidos en la era de Obama?
En un sentido, el libro del Pato Donald sigue vigente. La estructura
que nosotros vimos en los comics de Disney se ha globalizado. Disney es más
global que antes. Pero también se matizan mucho más las cosas, en el sentido
que la realidad es mucho más compleja que lo que yo retraté en ese libro. Yo
vivo en los Estados Unidos y la visión que tengo de la cultura norteamericana
es muy diversa hoy, hay cosas de allí que si las importan acá son más
liberadoras. No necesariamente todo lo que viene del norte es negativo, y
tampoco las cosas que hacemos acá son todas positivas. Creo que ha habido una
evolución.
¿Tiene fe en Obama?
Lo que significa Obama es la posibilidad de un cambio paradigmático en
cuanto a lo que se discute. En este momento se está discutiendo en los Estados
Unidos qué modelo de sociedad queremos. Antes eso era impensable en los Estados
Unidos y el mundo. Se está discutiendo en todas partes, en los medios, en las
esquinas, en los bares, en las escuelas. Porque hay una crisis muy grande, y es
evidente que esta crisis abre la posibilidad de una discusión a fondo acerca de
la justicia social y de un cambio de un modelo económico también. Y creo que
eso es muy importante
Creo que no queda mucho para decir, después de leer esta
entrevista al autor de “Para leer al Pato Donald”.
Queda claro, que en el nuevo
siglo, las ideologías de los 70’s quedaron en la historia, como una visión
parcial y anticuada de la realidad. Tan anticuada como el Pato Donald.
No es posible que sigamos postulando como verdades reveladas
a estos relatos del pasado. El mundo avanza, la cultura evoluciona y se
globaliza, y los relatos de los nacionalismos extremos están muertos.
El Kirchnerismo en 12 años de gobierno, no hizo otra cosa que
llevarnos al pasado, desaprovechando las mejores oportunidades que tuvimos en
el contexto internacional para progresar.
Sería bueno que los argentinos reflexionáramos, y que de una
vez por todas empecemos a mirar hacia el futuro, y pongamos a la Argentina en
el lugar que se merece. Están las condiciones dadas para que lo hagamos.
Prof. Eduardo Esarte
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