23 febrero 2012

Somos los mismos



Convengamos que los argentinos somos muy raros políticamente hablando.

Aunque no parezca, somos los mismos que en la década del 70 decían “algo habrán hecho..”  y hoy son ultra militantes de los derechos humanos.

Los mismos que hace 30 años, llenaron la Plaza de Mayo, vivaron a un borracho que nos embarcó en una guerra absurda, y que piensan que Dios es argentino.

Los mismos que aplaudieron en la Plaza de Mayo, creyendo de que “la casa estaba en orden…”

Los mismos que votaron al caudillo que no nos iba a defraudar, y después eligieron el mamarracho de la “Alianza”.

Los mismos del “deme dos” y que después se creyeron que un peso valía un dólar.

Los mismos que un día se plantaron al grito de “que se vayan todos…” y al tiempo aplaudían al mentiroso ladrón más grande de la historia.

Los mismos de los cacerolazos, y los que aplaudieron cuando un presidente que duró dos días, declaró al país en default.

Los mismos que se movilizaron para defender al campo de los embates del gobierno, y que aplicaron el voto castigo a las candidaturas testimoniales oficialistas.

Son los mismos que votaron mayoritariamente por la reelección.

Pero…   que nadie se la crea… 

El que piensa que porque consiguió unos votos en las urnas, tiene comprada su continuidad de por vida, se equivoca.

Por autoritarios que sean, por intransigentes y confrontativos que parezcan, por más que descalifiquen sistemáticamente a cualquiera que piense distinto, por más que piensen que los otros siempre mienten, el discurso dominante que muchos se tragaron, en algún momento se agota, frente a la cruda realidad que se asoma por todos lados.

Los argentinos somos impredecibles, y cambiamos de humor social de un día para el otro.

La caldera está levantando presión…. muchos se están cansando… otros ya están hartos desde hace rato… otros recién están despertando….

Ojalá que algún día nos podamos poner de acuerdo, y la condena a la corrupción sea unánime.

Ojalá que algún día podamos ejercer el pensamiento crítico, y que no haya más idiotas que compran el relato oficial y lo defienden como propio.

Ojalá que nunca más seamos complacientes con los que “roban, pero algo hacen..”

Ojalá que algún día podamos recuperar las instituciones de la República, que hemos destruido y pisoteado sistemáticamente.

Ojalá que algún día podamos votar a los honestos y a los demócratas, y que nunca más se vote en nuestro país por un choripán, o por las cuotas de la licuadora.
Ojalá que algún día, podamos consensuar un proyecto de país coherente.

Ese día llegará. Ese día, llegará..??


13 febrero 2012

Chau Whitney… hasta pronto


Como si el destino se hubiera empecinado en robarnos las mejores voces de nuestra música, esta vez se nos fue Whitney Houston.

Hace unos pocos días, escribí el post anterior con el testimonio por la enorme pena que me causó la desaparición del Flaco Spinetta.

Les recomiendo que lo lean en: http://edukaposmo.blogspot.com/2012/02/chau-flaco-hasta-pronto.html. Allí traté de racionalizar de alguna manera, lo que significa en nuestros sentimientos, el espacio simbólico que ocupan las artes en general, y en este caso, la música en particular.

No voy a repetir ahora lo mismo, pero cada una de las apreciaciones que hice respecto de la resignificación interior que se produce con la música, que logra hacer vibrar nuestra emoción, valen igual para las canciones de Whitney, tanto como para las de Luis Alberto Spinetta.

Obviamente se trata de dos estilos distintos, dos significantes distintos, y dos historias bien diferentes, pero ambas manifestaciones artísticas apelan a la misma emoción musical y poética.

Evaluar la importancia de Whitney Houston, solo como la artista pop más galardonada de todos los tiempos en la industria musical, con más 170 millones de discos vendidos, y cientos de premios, es al menos una visión parcial.

Esta mezzosoprano de increíbles dotes vocales, supo imprimirle a sus interpretaciones una dulzura melódica sin precedentes, y una emoción particular, que llega a tocar las fibras más íntimas de nuestra sensibilidad.

Indudablemente Whitney supo conjugar en su particular estilo, las raíces de la música negra americana, del góspel, del soul y del blues, y el camino que supieron abrir en los 70’s con la música disco, sus dignas antecesoras, como Tina Turner, Donna Summer, Gloria Gaynor, Dionne Warwick (su prima en la vida real) y Aretha Franklin (su madrina)

Hija de una famosa cantante góspel, Whitney tuvo en su vida todo lo que necesitaba para convertirse a mediados de los 80's, en una estrella que trascendió todo lo conocido hasta el momento. Puro talento. Una intérprete sin precedentes, ni posibles comparaciones.

A los que nos emocionamos con su belleza artística y su increíblemente afinada y melodiosa voz, solo nos resta volver a escuchar sus canciones, y permitir que con su combinación, vuelvan a abrirnos las llaves del alma.

Nunca te vamos a olvidar… negrita hermosa… gracias por endulzarnos los oídos… y el alma...


EDUARDO ESARTE

10 febrero 2012

Chau Flaco... hasta pronto



Las artes en general, ocupan un espacio simbólico muy importante  en el mundo emocional de las personas. Pero hay algunas expresiones artísticas en particular, que nos llegan más profundamente, y hacen vibrar una clave íntima, como si fuera la combinación exacta de la llave del alma.

En particular nos pasa con la música, más que con ninguna otra expresión del arte. Es como si existiera cierta combinación de sonidos, o de notas musicales, que resuenan en nuestro interior de una manera especial, generando una empatía sonora, que a su vez es capaz de despertar la emoción.

Es difícil de explicar con palabras, por qué algunas canciones logran ensamblarse tan fuertemente con nuestro ADN, hasta llegar a emocionarnos, y muchas veces, porque no, llenar nuestros ojos de lágrimas.


Cuando un artista crea una canción, es un acto individual y muy íntimo. Pero cuando esa canción  llega a la gente, se genera un hecho comunicacional de apropiación de esa canción, y a partir de ahí, una resignificación simbólica, que cada persona hace de la misma.
Y entonces la canción deja de pertenecer al artista, y las personas la adoptan  para incorporarla a su propia historia emotiva.

Cada uno  reinventa esa canción en su interior, agregándoles nuevos significados, que tienen que ver con su historia, sus valores, sus creencias , y que no siempre se asemejan a la significación y la intencionalidad del autor original de la canción.

Pero como las historias, los valores y las creencias, muchas veces son compartidos por muchas personas de una misma generación, a veces la apropiación de las canciones es colectiva, y la resignificación de la misma es compartida por muchas personas. Eso, y no otra cosa, es lo que constituye la tan vapuleada cultura popular.

Y eso es lo que logró, la impresionante construcción musical y poética de Almendra, la primera gran banda del Rock Nacional, de la mano de su líder, el talentoso Luis Alberto Spinetta.

El Flaco estampó  su impronta artística, en cada una de las grandes canciones que escribió, y a los que atravesábamos la difícil década de los 70’s, con nuestra adolescencia juvenil a cuestas, en medio de un escenario político-social complejo, nos llegó a las fibras más íntimas de nuestras almas y nuestros corazones, generando un mito colectivo, que va a perdurar por siempre, a pesar de la lamentable  desaparición física de Luis.

La apropiación colectiva que hicimos de bellísimas canciones como Ana no duerme, Las manos de Fermín, plegaria para un niño dormido, y muchísimas otras, cobraron nuevos significados en cada uno de nosotros, y expresaron simbólicamente, lo que cada uno de nosotros hubiera querido decir.
Quién de nosotros no bailó “apretado”, y se enamoró quizás de su primera chica/chico, mientras sonaba muchacha ojos de papel… ??

Sin lugar a dudas, el Flaco Spinetta, forma parte indisoluble del ADN musical colectivo de toda una generación de argentinos que elegimos su música como expresión emocional, probablemente para contrarrestar la época hostil que nos tocó atravesar.

Chau Flaco… hasta pronto.

Gracias por tu música y por tu poesía…  Lloré mucho por vos...  seguirás siempre vivo, en nuestros corazones y en nuestras almas.

EDUARDO ESARTE