08 junio 2009

RNI – Radiaciones no Ionizantes (SEGUNDA PARTE)

-
y ahora... la contaminación visual


Hace algunos años, siendo integrante de la Comisión Técnica de ARPA, y por encargo del Consejo Directivo, me encomendaron la tarea de escribir un instructivo para las emisoras asociadas, para aclarar el tema de las RNI y de cómo cumplir las exigencias de la Resolución N° 3690 de la CNC del año 2004, que por entonces se encontraba en el centro del debate público, por los supuestos efectos nocivos que podían provocar a la población. Así surgió el primer documento que más tarde, en septiembre de 2005 publiqué en este Blog. Si todavía no lo leyó, le recominedo que lo haga antes de leer esta nota.

En este primer trabajo, titulado “Peligro real, o riesgo aceptable”, y que incluyó una amplia investigación documental y legislativa, también se expresaron algunas opiniones personales, que generaron bastante polémica por entonces, y que aún hoy las sigue generando.

El trabajo recibió algunas críticas, pero también muchas adhesiones, y la verdad es que me ha proporcionado muchas satisfacciones, porque ha sido mencionado en muchos foros donde se discute el tema de RNI, y se ha constituido casi en un clásico del debate.

Muchos colegas interesados en el tema, se han contactado conmigo después de leer el artículo, incluso muchos de ellos, a los que no conocía personalmente, para manifestarme su apoyo y su coincidencia en las opiniones vertidas.

En ese ensayo, se planteó la teoría del riesgo aceptable, que conlleva la implementación de cualquier tecnología, y que presupone que es muy superior el beneficio que genera para la evolución de la sociedad, que el riesgo que puede implicar la implantación de esa tecnología.

Sin embargo, y a pesar de que nunca se ha podido comprobar ni un solo caso en el mundo, que haya afectado la salud de alguna persona, todavía se siguen alzando voces de trasnochados supuestos defensores de la salud de la población, que sostienen que las radiaciones electromagnéticas son perjudiciales para las personas.

Recuerdo haber participado en varios debates en la Legislatura Porteña, donde se discutía el tema para esclarecer a los legisladores para que pudieran formar su propia opinión, y legislar en consecuencia, que había un señor de barba que pertenecía a una ONG, que en todas las reuniones, para rebatir nuestros argumentos, sostenía que a él le dolía la cabeza, y que eso era producido por las antenas de los celulares.

Tantas veces planteó que le dolía la cabeza, que un día, después de una prolongada discusión, el hombre de la barba pidió la palabra, y dijo: “Está todo muy bien, pero a mi me sigue doliendo la cabeza….”

Recuerdo que la mayoría de los presentes estuvimos a punto de perder el control, y que un Gerente Técnico de una emisora colega, agotó su paciencia y le contestó a viva voz: “Mire señor… si a usted le duele la cabeza…. tómese una aspirina…!!! …o mejor, vaya al médico para que lo revisen….”

Pasada la reunión, todos nos reímos por lo absurdo de la situación, pero resulta patético pensar que en ámbitos similares a este, se debate con tan poca seriedad el tema, y no se fundamentan seriamente las opiniones.

Siempre hay un señor que le duele la cabeza, una vecina que falleció de cáncer, o un amigo que nos contó que está enfermo, pero nunca los argumentos contienen un informe médico que lo fundamente, o un estudio realizado por profesionales que lo avale.

Lamentablemente las voces de estos ignorantes, son las que más repercusión producen en la población, que siempre está temerosa de que alguna consecuencia imprevista de la tecnología, termine diezmando a la humanidad.

Lo que resulta sorprendente, es que los organismos de control, que son los responsables de velar por la salud de la población, no se ocupen de contrarrestar estas acciones nefatas, divulgando el conocimiento científico que existe al respecto, para esclarecer y tranquilizar a los que están preocupados.

Esto sería, parafraseando al Ing. Nacucchio, que hace unos días me envió unos comentarios a propósito de unas declaraciones radiales, como pasar de Mito al Logos, que es la base de la Filosofía.

Pasar del Mito al Logos, significa pasar de relatos fabulosos y explicaciones o respuestas tradicionales y arbitrarias, propias de la ignorancia, a explicaciones lógicas y racionales, más propias del conocimiento científico.

La Modernidad, además de avances tecnológicos, ha traído consigo una nueva racionalidad para la humanidad, una actitud intelectual que debe basarse en fundamentos teóricos y no en creencias fantasiosas como en la edad media.

Una vez más, estamos frente a una disyuntiva de apocalípticos e integrados, como planteara el genial Umberto Eco[1], en su ya célebre obra.

Recuerdo que en esas reuniones interminables en la Legislatura, cuando vieron que era muy difícil comprobar el supuesto daño de las radiaciones, apareció un nuevo argumento que fue el del impacto visual.

Es como si alguien les hubiera pedido que elaboraran argumentos para eliminar las antenas, y entonces, además de perjudiciales para la salud, tenían que ser feas, y contribuir a la contaminación visual de la ciudad.

Este tema del impacto visual es tan absurdo, como el del daño a la salud. Es un tema tan subjetivo, que no resiste el menor análisis. ¿Quién dijo que las antenas son feas…??

¿Como se puede argumentar que el impacto visual que provocan, es negativo para la población…??

A mi, por ejemplo, las antenas me parecen visualmente agradables. Tienen un alto contenido simbólico. Me parece que son la prueba más elocuente de que una ciudad es moderna y pujante.

Las imágenes visuales siempre poseen un alto contenido simbólico y tienen una significación socialmente implícita. ¿Cual es la diferencia de impacto visual entre una antena y un edificio…? …..o un colectivo de línea 37, o una grúa del puerto, o una locomotora del Ferrocarril Roca..??

Las máquinas también pueden ser hermosas… y a propósito, me vienen a la memoria los conceptos de Marshall Berman[2], uno de mis autores predilectos, que en un impecable retrato de la modernidad del siglo XIX, nos dice: “Es un paisaje de máquinas a vapor, de fábricas, vías férreas, nuevas y vastas zonas industriales; de ciudades rebosantes que han crecido de la noche a la mañana, frecuentemente con consecuencias humanas pavorosas; de diarios, telegramas, telégrafos, teléfonos y otros medios de comunicación de masas que informan a una escala cada vez más amplia; de Estados nacionales y acumulaciones multinacionales cada vez más fuertes; de movimientos sociales de masas que luchan contra esta modernización desde arriba con sus propias formas de modernización desde abajo; de un mercado mundial siempre en expansión que lo abarca todo, capaz del crecimiento más espectacular, capaz de un despilfarro y de una devastación espantosos, capaz de todo, salvo de ofrecer solidez y estabilidad”.

Me ha tocado presenciar en otros países, un debate similar, referido a la contaminación visual, incluso he visto disfrazar antenas autosoportadas, como si fueran el tronco de una palmera, coronada con un penacho de hojas artificiales en la cúspide.

¿Existe una cosa más horrible para la vista que una planta artificial..?

Eso es no entender la esencia de las cosas. Una antena es una antena, y no va a dejar de serlo porque la disfracemos de palmera, ni nadie va creer realmente que ese engendro, es verdaderamente una palmera…!

Se trata de una discusión estéril. Las comunicaciones inalámbricas necesitan antenas, así como la electricidad necesita para su transporte, postes y torres de alta tensión, y los automóviles, carreteras y autopistas para desplazarse.

Si alguna de estas cosas impactan visualmente en forma negativa, que de hecho no creo que lo hagan, supongamos que es el costo que debemos pagar por usar teléfonos celulares, escuchar la radio, tener luz en nuestras casas, y desplazarnos en automóviles.

En definitiva, como dice Berman, es el maravilloso paisaje de la modernidad que nos invade, y que los que nos sentimos integrados, celebramos a diario, porque estamos viviendo la más maravillosa época de la humanidad. Claro que los apocalípticos, no piensan como nosotros…..


[1] Eco, UmbertoApocalípticos e integrados ante la cultura de masas - 1965[2] Berman, MarshallTodo lo sólido se desavanece en el aire – 1988
-

2 comentarios:

Pablo Picicco dijo...

Quiero darte mi opinión personal y me voy a permitir disentir con vos porque estoy seguro que el debate te encanta!!!
Ponés en un pie de igualdad la descalificación al daño a la salud por falta de pruebas científicas, que comparto, con el impacto visual, tomando una postura extrema, donde desde tu subjetividad, las antenas son muestras del progreso de la civilización.
Respeto sinceramente tu punto de vista pero disiento. Porque entiendo que se podría ser más amplio en el criterio, contemplando las antenas dentro de un contexto. Por ejemplo, no es lo mismo ubicarse en el centro de una city atestada de edificios muy altos y contemplar algunas torres con antenas en las terrazas, que estar en una reposera al lado de una pileta tomando sol rodeado de verde césped, escuchando el trinar de los pájaros, bajo un intenso cielo azul, cortado al medio por una abominable torre autoportante de sesenta metros, repleta de paneles y parábolas.....Seguro te estás sonriendo por la imagen poética, poco tecnológica, ingenieril y progresista que te acabo de pintar, pero me gustaría que por un instante,fueras vos el de la reposera... Bueno, seguro que te volvés a reir (pero ahora más fuerte) pensando "a mi me encantaría desde la reposera ver esa torre". Ché, el tema dá para escribir mucho más, pero me alcanza con establecer este disenso con muy buena onda. Un abrazo.- Pablo Picicco

Eduardo Esarte dijo...

Estimado Pablo

Gracias por tu comentario..!! Me encanta el disenso, porque enriquece el debate, que es la base de cualquier acuerdo. Respetando las opiniones de los demás, es como se construye el consenso.
Volviendo a nuestro tema, estoy de acuerdo contigo que no es lo mismo un potencial riesgo para la salud, que el impacto visual, y no fue mi intensión ponerlos en pie de igualdad, sino demostrar que con diferentes argumentos, los detractores de siempre, encuentran diferentes excusas para atacar a la tecnología, en vez de sacarse la careta, y reconocer que son unos verdaderos apocalípticos (En términos del genial Humberto Eco, a quien sé que vos admirás tanto como yo)
También entiendo tus razones, cuando desde la reposera, al lado de la piscina, te resulta molesto ver una torre de 60 mts, pero esto, a mi criterio, se inscribe una vez más, dentro de mi teoría del riesgo aceptable.
En este caso se aplica también poner en una balanza qué es lo más importante. Si un día al levantarte de la reposera, te resbalás y te rompés una pierna, vas a agradecer tener tu celular a mano para llamar a una ambulancia, y no hace falta que te diga, porque vos lo sabés bien, que si no hay antena, no hay celular.
Probabelemente también quieras escuchar buena música en la radio, al borde de la pileta, o la noche ver una buena peli en tele. Para todo eso necesitamos antenas, y torres de alta tensión, y postes de luz, etc. etc.
Eso es el riesgo aceptable, cuando aceptamos algo que no está tan bien, por un beneficio, superior que nos puede brindar la misma tecnología, que en alguna medida contamina el ambiente.
Obviamente que esto debe tener límites. Si existe una tecnología que nos aporta beneficios, pero mata a la personas, eso no es un riesgo aceptable, y para eso está el Estado, que debe funcionar como regulador, y control de este tipo de cosas.
El debate está abierto, y la opinión de todos los interesados sirve para esclarecer el tema.