06 octubre 2008

Los ignorantes y las ignorantas



Sabido es que la educación en nuestro país, que otrora fuera signo distintivo para la Argentina, respecto del resto de naciones latinoamericanas, en las tres últimas décadas ha entrado en franca decadencia.
Cuestiones políticas e ideológicas aparte, esta es una realidad que nadie puede negar. Lo que tampoco nadie puede negar, es que se predica más con el ejemplo, que con las palabras, y de esto deberían aprender mucho nuestros políticos de turno.
Los discursos del poder, y de la clase política en general, siempre han tenido una enorme influencia, en las conductas de la sociedad y en la formación de lo que se conoce como la opinión pública.
Por eso es necesario que los dirigentes, que son como espejos, donde la sociedad se ve reflejada, tengan mucho cuidado en la adopción de sus discursos, y fundamentalmente de sus conductas.
No se puede pretender que una sociedad no se comporte de forma violenta y contestataria, cuando desde el poder se practica la intolerancia, la prepotencia, la arrogancia, la ausencia de diálogo, y el desafío permanente en búsqueda de enemigos para confrontar y ejercitar la venganza.
Hace un tiempo, en este mismo blog escribí un artículo titulado Filosofía barata, donde me permití la licencia de jugar una paradoja con el pensamiento del filósofo griego Sócrates, que nos dejó para la posteridad, su célebre frase: “Solo sé que no sé nada”.
Sócrates detestaba a los que se jactaban de saberlo todo, y solía ponerlos en ridículo, demostrando que eran unos completos ignorantes.
La ignorancia de nuestros días, probablemente sea bien diferente, a la de los falsos sabios atenienses que Sócrates irónicamente desacreditaba, pero muy probablemente tenga fundamento en las mismas miserias humanas de aquella época.
Nuestra clase política, por ejemplo, no duda en destruir nuestra rica gramática castellana, en pos de objetivos políticos o ideológicos de dudoso valor, como el de imponer un tema de debate en nuestra sociedad, tan intrascendente como las cuestiones de género, que solo constituyen desafíos personales, y que solo tienen como objetivo, distraer la atención de los otros importantes temas de nuestra verdadera agenda política.
Por eso sería bueno que de vez en cuando, pongamos en práctica aquel viejo refrán popular que dice: “agarrá los libros que no muerden…”
A propósito de esto, tengo la suerte de contar con colegas docentes muy cultos, verdaderos especialistas en sus materias, de quienes siempre aprendo cosas nuevas, que me ayudan a cultivar mi pensamiento.
Por eso quiero compartir con ustedes, una explicación muy interesante de gramática española bien empleada, que me acercó una docente del ISER, que no voy a nombrar por no contar con su autorización para hacerlo. (Obsérvese, que dije bien “una docente” y no “una docenta” que hubiera sonado muy feo… no??)
Resulta ser que en el idioma español, se definen los participios activos como derivados verbales. Por ejemplo el participio activo del verbo estudiar, es estudiante, el de cantar, es cantante.
¿Cual es el participio activo del verbo ser? El participio activo del verbo ser, es “el ente”. El que es, es el ente. Significa que tiene “entidad”.
Por ese motivo, cuando queremos nombrar a la persona que denota capacidad de ejercer la acción que expresa el verbo, se le agrega al final el sufijo “_nte”.
Retomando los ejemplos citados antes, a aquel que denota la capacidad de estudiar, se le llama “estudiante”, y aquel que denota la capacidad de cantar, “cantante”, independientemente del género al que pertenezcan estas personas. No se dice “estudianta” a una mujer que estudia, ni “cantanta” a otra que canta.
Por este mismo motivo a la persona que se le ha asignado la delicada responsabilidad de “presidir” a un determinado grupo social, como es una Nación, se le dice “presidente”, y no importa si se trata de una persona de sexo masculino o femenino.
Por eso les pido que, en defensa de nuestra institucionalidad, y de nuestro idioma, que también constituye una cuestión de soberanía nacional, como parte fundamental de nuestra cultura de Nación, hagamos prevalecer el buen uso del mismo, desterrando a todos los ignorantes e “ignorantas” que pretenden distraernos con cuestiones triviales, en defensa de supuestos valores que nunca han sido cuestionados, más que en sus trasnochados pensamientos fundamentalistas.
Es una responsabilidad que nos involucra a todos los docentes y “las docentas” de nuestro país.
En apoyo de esta campaña en contra de la distorsión del lenguaje por cuestiones inherentes al género femenino, ya he recibido adhesiones de las siguientes organizaciones sociales, que también pretenden reivindicar sus derechos:
Sociedad Argentina de Dentistos Agremiados
Talleres populares de Poetos y Artistos plásticos
Consejo Médico de Pediatros del Hospital de Niños
Pianistos y Violinistos de la orquesta estable del Teatro Colón
Sindicato único de taxistos de Buenos Aires
Asociación Argentina de Periodistos
También hemos recibido enorme cantidad de adhesiones de Sindicalistos de diferentes gremios, y también de muchos turistos extranjeros que se han acercado a brindarnos su apoyo.
Con decirles que hasta el policío del esquino se solidarizó con esta campaña, aduciendo que él puede ser mucho más machisto, que todas las feministas juntas.
Ya sé que algún neoerudito lingüista, me va a contestar que la Real Academia Española ha aceptado los términos Presidenta, Jueza y otros similares.
No se trata de un problema de aceptación por parte de la Real Academia, sino de un problema relacionado con la estupidez humana, de hacernos pensar, que en la política de nuestro vapuleado país, son más importantes las cuestiones formales e ideológicas, que la gestión…. Eso nos hace ignorantes..!!!
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21 septiembre 2008

Vuela... vuela...


.Consejos para no perder tiempo en el avión



No hay cosa más improductiva que viajar muchas horas en avión.

Los que por razones laborales volamos frecuentemente sabemos que el tiempo que se pierde entre traslado al aeropuerto, checkin, prembarque, vuelo, retiro de equipaje y llegada a destino, es tiempo muerto que no se recupera.

Siempre imaginé que además de dormir, escuchar música, ver una película o leer un buen libro, deberíamos poder utilizar el teléfono celular, o conectar en línea nuestra notebook. No se puede estar desconectado del mundo tantas horas!!

Nunca pude entender porqué las normas de seguridad aérea, han establecido que los equipos electrónicos en vuelo, deben permanecer apagados, con la excusa de que pueden afectar el instrumental del avión.

Me pregunto: Tan vulnerables son los sistemas de comunicaciones y seguridad de un avión, que se pueden ver afectados por un inofensivo transmisor de WiFi, bluetooth, GSM o un reproductor de MP3 ???

Si esto fuera realmente así, resultaría temerario viajar en un avión, cuyo instrumental fuera afectado por cualquier interferencia radioeléctrica.

De lo contrario estamos frente a trasnochados “segurólogos” que prohíben las cosas “por las dudas”.

La mala noticia para todos ellos, es que las ondas electromagnéticas, que temiblemente podrían afectar el instrumental del avión, están presentes en el avión, tanto en tierra, como ya en el aire, y con mucha más densidad de potencia, que la que puede generar el transmisor de WiFi de la notebook, el bluetooth del celular, o la propia emisión GSM.

Las radiobases de la telefonía celular, las plantas transmisoras de la radio y la televisión, los sistemas de comunicaciones de los radio-taxis, servicios de emergencias, cajeros automáticos, comunicaciones de la propia torre de control del aeropuerto, y una interminable lista de equipos y sistemas que utilizan las ondas electromagnéticas como transporte, están presentes alrededor del avión al momento del despegue o aterrizaje, y como decíamos antes, también en vuelo.

La vida posmoderna y evolución de la tecnología, conllevan siempre lo que yo llamo los riesgos aceptables. Son aquellos riesgos que se generan por el propio uso de las tecnologías, y que a veces, ocasionan algún trastorno menor, a la población, o al uso de alguna otra tecnología que compite con estos.

Yo soy un defensor de la teoría de que todo lo que puede ser evitado, y que no es imprescindible, debe ser evitado, porque de este modo, disminuyen los riesgos. El tema radica en que esta teoría debe tener un límite, y encontrar el punto donde se ubica, no es tarea sencilla.

Los segurólogos en general, así como los ultra fanáticos defensores del medio ambiente, en general responden al prototipo de los “apocalípticos”, que tan bien describe Umberto Eco, y son los responsables de la enorme cantidad de prohibiciones absurdas que abundan en nuestra sociedad posmoderna.

Por eso desde este foro les ruego a los señores segurólogos que pretendidamente nos “cuidan” de todos los “males” de la diabólica tecnología moderna, que por favor depongan sus teorías apocalípticas, y nos permitan a los humildes viajantes estar conectados, así en la tierra como en el cielo. Amén.
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13 julio 2008

La nueva gramática informática

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Mi amigo el doctor, (que no tiene nada que ver con la célebre obra “M’hijo el dotor”, escrita por el ilustre dramaturgo oriental de principio del siglo pasado, Florencio Sanchez) tiene una computadora Pentium 4 de la anterior generación, que compró hace dos años, y con lógica razón, me planteó que pretendía que todavía le durara uno o dos años más, pero que quería ampliar la capacidad del disco, que le resultaba escasa, y por ello decidió consultarme.

Le recomendé que le agregara un segundo disco de 80 GB de capacidad, que se consiguen muy baratos y un poco más de memoria para mejorar la performance de los nuevos programas que son bastante pesados. Un gasto, que entre las dos cosas, no podía superar los 400 pesos, y le aseguraba un poco de tranquilidad para los próximos dos años que tenía que durar la Pentium 4.

Con esa idea en la cabeza me fui a la Galería Jardín, y en un negocio de la Planta Baja que sé que venden memorias de marca, que son más confiables, el vendedor que me atendió enseguida me ofreció: “-Tengo las Kingston de un mega por cuatrocientos, y cuestan 66 dólares-”

Me pareció un buen precio, por lo que acepté la oferta y me llevé mi memoria Kingston, pero me quedé perplejo por la forma en que describió el producto el vendedor.

Por mi formación como docente, y mi trabajo en la radio como profesional de la informática, nunca va a dejar de llamarme la atención, esta simplificación que hace la jerga informática, de dispositivos de enorme complejidad, y que sería bueno conocer más en detalle, para no caer en los habituales errores de los incautos compradores, que hacen que después las cosas no funcionen.

En realidad el “mega por cuatrocientos” que me ofreció el vendedor, se refería a un tipo de memoria RAM, que se denomina DDR SDRAM que es el acrónimo de Double Data Rate Synchronous Dynamic Random Access Memory, es decir, algo así como: Memoria dinámica de acceso aleatorio sincrónico a doble tasa de datos.

Esto significa que esta memoria, que por ser sincrónica, funciona a la misma frecuencia que el microprocesador, envía los datos dos veces por cada ciclo de reloj, uno en el flanco ascendente de la onda y otro en el descendente. De este modo trabaja al doble de velocidad del bus del sistema, sin necesidad de aumentar la frecuencia del clock.

Se presenta en módulos DIMM (Dual In-line Memory Module) de 184 contactos. Este tipo de memorias se clasifican en función de la frecuencia del bus, en este caso, los “cuatrocientos” significa que trabaja a una frecuencia de 400MHz, que es el doble de los 200MHz del bus de memoria.

A esta frecuencia de trabajo, ofrece tasas de transferencia de hasta 3,2 GB/s, y por eso se la denomina indistintamente DDR400 ó PC3200.

Muy probablemente el vendedor que me ofreció el “mega por cuatrocientos”, debe ignorar por completo la explicación que acabo de exponer, pero forma parte de la gran mayoría de las personas que reciben a diario mensajes confusos y a veces con intencionados engaños, que se encargan de divulgar los responsables de Marketing de las empresas de informática y telecomunicaciones, que se han empeñado en hacer más “amigable” la tecnología, distorsionando los términos técnicos.

Cuando llegué a mi casa ese mismo día, recibí un llamado telefónico, de una señorita que dijo llamarse Gimena y pertenecer a la Gerencia Comercial de Fibertel.

A pesar de no haber hablado jamás con la tal Gimena, ella parecía conocerme de toda la vida, ya que me hablaba con una familiaridad poco habitual, que no dejó de sorprenderme: “Es una promo por el día del amigo” […] “Cuantos hijos tenés?” […] “Si los chicos van al cole.. no sabés… ellos lo re-necesitan…” […] “No pienses en vos… pensá en lo que lo van a disfrutar ellos…”
Obviamente, Gimena no sabía quien soy, ni como se maneja la tecnología en mi casa, donde somos tres, y hay cuatro computadoras, todas conectadas a una red inalámbrica y obviamente con acceso a Internet, pero empleaba las técnicas de ventas que le habían enseñado.

En definitiva lo que la pobre Gimena me quería ofrecer, era una conexión a Internet por cable de “Dos Megas”

¿Dos Megas? –pregunté como no entendiendo-

Si… Dos Megas... –contestó Gimena, como sabiendo de lo que hablaba- …no sabés lo que es…!! …nosotros lo usamos acá, y vuela…!!

¿Mega qué? –pregunté nuevamente-

¿Como Mega qué..? En una conexión de dos Megas… para Internet….

Si… si… eso está claro… pero yo te pregunto ¿Mega qué? Mega es un prefijo… pueden ser Megawatts, Megahertz, Megabytes… -mencioné intencionalmente por si le iluminaba el conocimiento a la desconcertada telemarketer-

No sé… -contesta Gimena perturbada- …aquí dice Dos Megas… no sé que más querés saber… ¿te cuento cómo es el plan…? Solo tenés que pagar 44 pesos por mes…

No..!! yo solo quería saber qué son los Megas… -dije insistiendo-

Totalmente ofuscada, se quedó sin respuestas y utilizó el viejo recurso de: “¿me aguardás un momento en línea…?” a lo que la siguió una musiquita y un spot publicitario con una vos de locutora muy cordial (inmediatamente reconocí que se trataba de la voz de mi amiga Marita Monteleone) promocionando el mismo plan de “Dos Megas” que me ofrecía Gimena por el día del amigo.

Demás está decir que Gimena jamás me volvió a atender, y que la comunicación después de unos minutos se cortó repentinamente y comenzó a dar tono de ocupado.

Entre el vendedor de memorias de la Galería Jardín, y mi experiencia telefónica con Gimena, habían logrado convencerme, que lo que yo hasta ahora conocía como un prefijo de magnitudes, conformando múltiplos y submúltiplos, que representa a la cantidad de un millón de unidades de las mismas, ahora se había convertido en un sustantivo adjetivado que parece autodefinirse.

A esto debemos agregar la multiplicidad de términos informáticos en inglés que se han incorporado a nuestro vocabulario, al parecer en forma muy natural, y que parecen cumplir con las reglas gramaticales de nuestro idioma, como si pertenecieran al mismo.

A modo de ejemplo, analicemos la palabra “boot” que en inglés quiere decir “arranque”, y que se utiliza en la computadoras para indicar justamente esa acción, por lo que para decir arrancar, decimos “bootear” como si fuera un verbo en infinito de nuestra rica lengua castellana.

Si esto fuera así, podríamos decir: Yo booteo, tu booteas, él bootea… y continuar así con todas las personas y tiempos verbales. Un horror, que se repite con otros términos similares como “chatear”, “googlear”, “postear”, y muchos otros que ya forman parte de nuestro vocabulario habitual.

Entre los términos informáticos que empleamos a diario, desconociendo su verdadero significado, y aquellos otros, que provenientes de una lengua extranjera, los utilizamos de forma gramaticalmente incorrecta, estamos generando peligrosas distorsiones, que solo pueden provocar más confusión aún de la que ya tenemos.

Solo la educación, puede ayudarnos a superar estas invisibles barreras que nos separan de la evolución de las nuevas tecnologías, y que traen nuevos conflictos y nuevas complejidades, al ya bastante desafiante mundo de la posmodernidad.

En la capacitación está la clave. Ojalá nuestros gobernantes algún día lo entiendan.
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30 mayo 2008

Filosofía Barata


Están los que saben y los que no saben;

Están los que no saben, y saben que no saben;
Están los que no saben, y creen que saben;
Están los que no saben, y aparentan saber más de lo que saben;
Están los que saben y no lo saben;Están los que saben y creen que no saben;
Están los que saben, y saben que saben;

Están los que saben, y saben que les queda mucho por saber, y también saben que el saber no es un don divino, sino que se construye día a día, y que la sabiduría solo se alcanza con el trabajo y el esfuerzo cotidiano, y que para saber, primero hay que saber aprender de los que más saben.
 

Probablemente por eso, Sócrates, el gran sabio Griego, precursor de Platón y de Aristóteles, y gran maestro de la filosofía universal, se animó a afirmar «Solo sé que no sé nada».
 
Hombre de razonamientos agudos y de una capacidad de oratoria extraordinaria, dialogaba con los ciudadanos jóvenes de la aristocracia Ateniense, fingiendo saber menos de lo que en realidad sabía, para hacerlos dudar y poner en evidencia sus errores.

 
Así ridiculizó a todos aquellos a los que la gente consideraba sabios, como filósofos, poetas y artistas, demostrando que en realidad, creían saber más de lo que realmente sabían.

Esta técnica que más tarde se la denominó como la “ironía socrática” fue la que dio origen a su célebre frase: «Solo sé que no sé nada»

Sócrates fue el creador de la mayéutica, que es un método inductivo basado en la dialéctica, que permitía a sus discípulos resolver los problemas planteados por medio de preguntas cuyas respuestas permitían entender el problema.

Siempre he creído entender que esta famosa frase de Sócrates no se trata de un intento de modestia de su parte, si no más bien, a la sensación de saber poco que tiene el que sabe mucho, porque cuanto más se profundiza en algo, más se conoce todo lo que se ignora sobre el tema.

Otra interpretación posible, de las muchas que podrían intentarse, es que haciendo gala de su celebrada ironía, Sócrates haya intentado desacreditar a aquellos que se jactan de saberlo todo, pero que en realidad son unos completos ignorantes.

Y esta clase de individuos son los que a diario nos encontramos en los distintos ámbitos donde nos desempeñamos. Son los soberbios, los mentirosos, los arrogantes, los altaneros, los vanidosos, los embusteros, los farsantes, los miserables, los que creen que se llevan el mundo por delante, y los que emplean la desacreditación de los demás, como único recurso para poder destacarse.

Muchas veces tienen suerte, y encuentran personas desprevenidas que les creen. Porqué no hacerlo...?? si parecen buenas personas y hasta aparentan ser idóneos.

Pero bien digo, aparentan… y solamente aparentan… No es cierto Santiago…?

Si hubieras sido contemporáneo de Sócrates, seguramente hubieras quedado en ridículo, y tu vanidad y arrogancia se hubiera derrumbado en pocos instantes.

Pero como te tocó vivir en este siglo, y desgraciadamente te tocó cruzarte en mi camino, quiero decirte, dos cosas que me parecen muy importantes, y que ojalá te ayuden a reflexionar.

La primera, es que sos un completo ignorante, con todo lo que significan las posibles acepciones del término.
Santiago, de esto no sabés nada…!!!!
Te lo dice alguien que hace 30 años que está aprendiendo y tratando de entender de qué se trata.

Y por último, quiero decirte, que todo el daño que estás provocando, y todo el desprestigio que injustamente provocaste a personas honestas y profesionales idóneos, algún día, se te va a volver en contra (para tu intranquilidad emocional, te digo que ese día no está muy lejano).
La malicia y la falta de códigos, se pagan en vida, y de nada te va a servir esconderte detrás del monje negro que te secunda, para calmar la ira de la represalia.

Finalmente, les pido disculpas a los habituales lectores de este blog, porque saben que no es mi estilo, pero hace un tiempo que me estaba dando vueltas en la cabeza hablar de este tema.
 
Les recomiendo a todos, que lean a Sócrates, a Platón y a Aristóteles, para empezar a comprender de qué se trata la vida, y no transformarse en un completo ignorante sin escrúpulos, ni códigos como Santiago.

Santiago, vos no los leas, porque no te da la cabeza para entenderlos...
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